Desde que nos enteramos de la gran noticia de que estamos embarazadas comenzamos con la prisa, ya queremos tener una gran panza, cuando la tenemos que ya nazca el bebé y cuando ya nace, queremos que haga de todo. Yo fui una de ellas, hasta que entendí que para todo hay tiempo, que no tengo por qué apresurar a mi hijo a que queme sus etapas de forma veloz; intenté un día "ayudarlo" a caminar hasta que leí que eso es terrible para su cuerpo.
No hay nada más hermoso que vivir y disfrutar cada etapa de nuestros pequeños, la de los trasnochos y esa en la que no nos atrevemos a salir de casa por verlo tan chiquito y vulnerable, luego cuando comienza su alimentación complementaria, el balbuceo, el gateo, etc.
Porque al querer que las viva rápido solo estaremos forzándolo, respetemos sus tiempos y no lo comparemos con ningún otro niño así tenga su misma edad e incluso menos, ya luego sentiremos una gran nostalgia al ver que ya esas etapas de su niñez quedaron atrás y nunca más volverán. Los primeros meses son muy difíciles pero todo pasa querida mamá, más rápido de lo que esperas. En mi caso, me preguntan mucho si Rodrigo camina y cuando les digo que no, comienzan a decir cosas como "pero qué flojo", "Ya el mío camina", "pero si ya está por cumplir el año", en fin tantas cosas a las que siempre respondo, "yo no tengo ningún apuro" y es que decidí disfrutar cada momento, cada etapa por difícil que sea porque el tiempo, no es amigo de nadie y pasa sin darnos cuenta.
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